Se denominan buenos y malos dependiendo de su relación con los peones.
Si la mayoría de los peones están en los cuadros del mismo color por donde transita; el alfil es considerado malo, si en cambio el color de la casilla del alfil es diferente a la de los peones es considerado bueno.
Un alfil solo recorre la mitad de las casillas del tablero y sus peones propios y/o rivales, pueden obstaculizar su movilidad; impidiendo avanzar o retroceder, cambiar de flanco, etc. Este alfil se ve obstruido y se le denomina alfil malo.
El alfil bueno tiene gran movilidad porque sus peones propios y/o contrarios están en casillas de color diferente.
Este nombre de bueno o malo, no siempre refleja su efectividad en una posición dada, porque los alfiles malos pueden ser útiles defendiendo sus propios peones.
Un alfil que no puede salir de su posición inicial por estar bloqueado por los peones propios, podría considerarse un alfil muy malo, por no cumplir un propósito en el ataque, bloquear el enroque, impedir la centralización de la torre y la comunicación entre torres.
Un alfil que no puede salir de su posición inicial por estar bloqueado por los peones propios, podría considerarse un alfil muy malo, por no cumplir un propósito en el ataque, bloquear el enroque, impedir la centralización de la torre y la comunicación entre torres.
Un alfil del mismo color de su peón, delante y en diagonal es un alfil bueno, porque se protegen mutuamente; al igual que el alfil que esta delante de su línea o estructura de peones, pudiendo atacar piezas contrarias, no puede ser malo
Nosotros, por una mala apertura, podríamos bloquear con nuestro peones la gran diagonal de un alfil en fiancheto y automáticamente crear un alfil malo.
Las negras consiguieron en la apertura un buen alfil de casillas negras y las blancas dos malos.
Las negras consiguieron en la apertura un buen alfil de casillas negras y las blancas dos malos.
Conviene cambiar alfil bueno del adversario y no permitir el cambio sobre el nuestro; los alfiles son más fuertes que los caballos, a medida que se abren las líneas, cuando han salido piezas del tablero, cuando la estructura de peones es débil o no existe; en los finales, aumentan su poder por la libertad en sus desplazamientos.
El alfil "español" ¡un alfil bueno!
El alfil "español" ¡un alfil bueno!